Millones de personas en todo el mundo toman suplementos dietéticos, al mismo tiempo que consumen un medicamento recetado. El hecho de que muchos se vendan sin prescripción en supermercados, farmacias o herbolarios, no significa que puedan usarse con descuido, sobre todo si existen enfermedades de base u otros condicionantes.
Porque una vitamina o mineral, que tan grandes beneficios aporta al organismo, también puede traernos un “dolor de cabeza”, nunca mejor dicho, si se combina inadecuadamente con un medicamento.
Como advierte la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), algunos suplementos dietéticos pueden modificar la absorción, el metabolismo o la excreción de un medicamento. Esto podría afectar su potencia, y recibir una cantidad excesiva o insuficiente.
Por ejemplo, los suplementos de hierbas verdes, tan de moda hoy día, hacen que la Warfarina aumente el riesgo de sangrado. También los suplementos a base de plantas, con vistas a la pérdida de peso, pueden provocar daños irreversibles en el hígado.
Es importante comprender que toda suplementación siempre debe hacerse bajo prescripción médica. Y no abusar de nada, porque, a veces, sencillamente, no necesitamos aportar cantidades extraordinarias al organismo.
En los menores de 25 años, la dieta es capaz de suplir todas las necesidades nutricionales. Aliméntese bien, haga ejercicios y medite. Es todo lo que necesita, salvo que padezca alguna enfermedad concreta. En mayores de 25 años, la suplementación debe aprobarla un médico si se desarrollan enfermedades, o condiciones como el embarazo. Y si hay sobrepeso, consulte a un especialista para valorar las opciones.
La FDA recuerda que los medicamentos para el VIH/SIDA, las enfermedades cardíacas, la depresión, los tratamientos para los trasplantes de órganos y las píldoras anticonceptivas son menos eficaces cuando se toman con determinados suplementos herbales.
En las etapas previas a una cirugía, algunos dietéticos también pueden interactuar de forma perjudicial con los medicamentos que deben tomarse antes, después o durante.
Las autoridades de cada país (en EEUU, la FDA) supervisan los suplementos dietéticos para que cumplan con normas mínimas de calidad y contengan la información correcta. Sin embargo, a diferencia de lo que sucede con los medicamentos recetados y de venta libre, no revisan la eficacia de los suplementos antes de que entren al mercado.
Cada día, vemos en los medios y redes sociales recomendaciones de influencers que incentivan el consumo de suplementos. Esto hace que debamos estar alertas, porque algo tan potencialmente bueno y natural como un suplemento dietético, también requiere el análisis y la aprobación de un profesional.