Marzo es el Mes de Concienciación contra el Cáncer de Colon. En Estados Unidos, es el tercero más diagnosticado, tanto en hombres como en mujeres, según las estadísticas de la Sociedad Americana contra el Cáncer.
En toda la región de las Américas, es el cuarto más común, con más de 240.000 nuevos casos y aproximadamente 112.000 muertes anuales, de acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud. Canadá, Uruguay y Barbados presentan las tasas de incidencia más altas, y los países de América Central, las más bajas.
¿Es posible evitarlo? Hablemos de ello. Un colon saludable tiene un principio básico: hábitos de alimentación y actividad física. Se ha demostrado que el 90% de los casos se previene con una colonoscopia a tiempo. Es una prueba que consiste en una cámara flexible conectada a un monitor, que permite explorar todo el colon, que es la parte terminal del intestino grueso.
Entonces, nuestras prioridades deben ser mantener un peso saludable, comer alimentos altos en fibra y bajos en grasa, beber abundante agua, limitar el consumo de alcohol y realizar actividad física. Estos son pilares básicos para evitar el riesgo de desarrollar un cáncer. La obesidad es un factor modificable, con fuerte evidencia científica.
¿De cuáles síntomas debemos sospechar? Cambios en las evacuaciones (patrón evacuatorio entre diarrea y estreñimiento), pérdida de peso inexplicable, sangre en las heces fecales o distensión abdominal con signos de obstrucción.
Un diagnóstico rápido puede conseguirse con un estudio de la materia fecal para buscar sangre oculta. Es muy económico, y, si sale positivo, nos da una indicación de probabilidad, que debe conducir a otros exámenes. Aparte de eso, todo paciente mayor de 45 años es candidato, con o sin síntomas, para iniciar el cribado de cáncer de colon.
Otra cuestión importante es que la enfermedad tiene un factor genético dominante. Por eso, siempre es bueno investigar los antecedentes familiares en cualquier línea del árbol genealógico, tanto abuelos, bisabuelos, mamá o papá. Si hay casos previos, entonces el cribado debe iniciarse antes de los 45. Lo ideal es que sea 10 años antes de la edad en que debutó el familiar afectado.